El primer fin de semana después de la llegada de Donald Trump a la presidencia de los EEUU ha estado llena de polémica. Una de ellas ha provocado mucha atención en España. La eliminación (ahora parece temporal) del contenido en español de la web de la Casa Blanca ha provocado reacciones en España en el plano cultural, periodístico, político y en las RRSS. Y es que lo que toca los idiomas están llenos de una enorme tensión emocional, pero ¿debería ser por aquí?
La web como instrumento relacional.
La web es un soporte ideal para la interacción. Barato, accesible, reutilizable, no ocupa espacio y es fácil de hacer. La evolución de Internet es la evolución de su contenido. El sentido de una página web, de un sitio web, es que lo lean. Es bastante común que hagamos la web que nos gusta y no la que le gustaría a quien queremos que nos lea.
¿Cuesta dinero tener una traducción? Si, realmente cuesta. Y además, personalmente, mi experiencia con los proyectos tecnológicos que han requerido traducción ha sido siempre incómoda de hacer (supongo que porque no soy traductor). La cuestión es que si fuera fácil y barato, este blog estaría, por lo menos en inglés, y, si tuviera dinero para pagar a alguien que lo hiciera, o tiempo para hacerlo yo, sería lo primero que haría. Tener el contenido más accesible es tener más lectores. Tener más lectores, es tener una web mejor. Te pongas como te pongas.
Del mismo modo, tener lectores posibles, que no pueden entender tu texto, es ponerte limitaciones a ti mismo. Y si no tienes restricciones presupuestarias (y supongo que la Casa Blanca no las tiene), es hacerte un flaco favor. Incluso, más allá de una simple pérdida de usuarios, es generarse un problema de manera innecesaria. Imaginemos que, por ejemplo, tenemos una campaña para la prevención de la pediculosis en una comunidad lingüisticamente diversa. Poner el contenido en solo algunos idiomas, es eliminar la utilidad de la campaña por pura definición.
Si queremos que la sociedad estadounidense se entere de la política de la Casa Blanca, lo lógico es que queramos que se enteren todos… Si ya se que estamos pensando «el Presidente Trump no considera a los hispanohablantes comunidad estadounidense«. Ya hablaremos de ello.
La situación en España
En España la tensión emocional sobre el idioma es todavía más grande. No es dificil pensar, escuchar, conocer el tipico caso del que fue a Catalunya y pasó los siete males, o los catalanes a los que miraron mal fuera de Catalunya por hablar en catalán entre ellos. De hecho, este debate sobre el presidente americano ha provocado acusaciones cruzadas de que si el catalán se usa o no en el resto de España, o el español en partes de Catalunya.
Más allá de este debate, que no nos interesa, la web pública en España tiene un enfoque lingüistico más estrecho que el de USA. Por un lado, las páginas del Estado tienen todas las lengas oficiales. Las páginas de las Comunidades Autónomas, suelen tener la de la comunidad y el español. Desde luego, incluso contando con poblaciones migrantes importantes con lenguas muy arraigadas (rumanos o marroquíes) no conozco webs públicas que utilicen idiomas que no sean oficiales. Esto no quiere decir que no exista, ni quiere decir que se pueda (no tengo ni idea, pero podría ser). Quizá tengamos las excepciones de turismo o pago de multas, pero supongo que tendrá que ver con el incentivo económico. Pero en todo caso, me temo que afecta a la comunicación web.
Posiblemente pierda más el Presidente Trump impidiendo que millones de personas se enteren de lo que dicen, que cada una de ellas por no leer su web.
¿Para quién es el problema de una web que no habla con quien tiene que hablar?
Saliendo del ejemplo de la pediculosis, vayamos a algo concreto. Cuando realicé la investigación de los portales de transparencia, el portal de Galicia (eso si, traducido al castellano, menos el formulario, lo que me complicó la comprensión de algunas cosas),me dio problemas técnicos. Al poner la incidencia, en castellano, me respondieron en gallego por dos veces. Con las instrucciones que me dieron, no pude avanzar. Como no era urgente dejé de buscar.
Yo no podré trabajar e incorporar sus datos a mi informe. Sin embargo, la sociedad que tendrá problemas para tener un gobierno más transparente es la gallega. Simplemente, el derecho colectivo a tener un gobierno que rinda cuentas a la ciudadanía, se ve limitado por un aspecto formal de comunicarse en un idioma que no entiende parte de su publico. Dirá mucha gente, con razón, que yo no soy gallego, y que no es mi derecho. Sin embargo, el beneficiario del derecho de la transparencia es el conjunto de la sociedad, no unicamente el interesado por una consulta. Imaginemos (por poner un ejemplo) que el proximo problema de gestión de Galicia, Cataluña, Madrid simplemente no salga a la luz porque el servicio del portal no responde al idioma de quien pregunta. Pierde el que no recibe la respuesta, pero pierde más la sociedad a la que sirve.
Cuando alguien no accede a un servicio por un problema de traducción, el que se queda sin servicio es esa persona, pero quien tiene un servicio deficitario es la sociedad.
¿Qué supone para no hablar directamente en el idioma de tus lectores?
Podríamos decir que una parte muy importante del discurso es la inclusión. Sería algo así como «si les ponemos las cosas en nuestro idioma, acabarán hablandolo que para eso están aquí». Quitando que esté de acuerdo o no con la eficacia de este razonamiento en el «mundo real», en la web no es así. En mi experiencia como expatriado que ha conocido no pocos emigrantes, lo más normal es que la persona que no entiende lo que pone busca a algún amigo o conocido para que le diga lo que pone. ¿Por qué? Porque es mucho más sencillo darle la vara a alguien (incluso al funcionario de la ventanilla) que aprender todo un idioma para hacer un trámite.
Por otro lado, en la actualidad, cualquiera que haga algo con un ordenador tiene servicio de traducción al alcance de su mano. Es decir, no traducir una página, no sólo es limitar el acceso a mucha gente que podría usarla como quieres, es que es entregarle tu voz a Google o al servicio que utilice para traducir. Y yo siempre he preferido ser el que diga mis palabras.
Dejar a una parte de tu público sin su idioma para interactuar contigo, no es enseñarles tu idioma, es entregarle tu voz otros.
Entonces ¿Qué se debería hacer?
Mi consejo, si tienes medios para hacerlo, traduzcas la página a todos los idiomas que necesites. Esto hoy en día no es un misterio, basta con mirar el idioma del navegador de tus visitantes. Si tienes una cantidad importante de ellos, traduce la página si quieres que la sigan leyendo. Si no se hace eso, hay que trabajar, al menos en hacer un uso del idioma que pueda entender todo el munndo, tal y como hacen en Reino Unido y que supuso el fin del uso de términos latinos en las webs oficiales.
¿Quieres que alguien que no lee tu página la lea? traducela.
Si crees que alguien debería entender tu idioma para poder usar tu contenido, buscate otro negocio.