CORA y el timing: la transparencia es una actitud

En la rueda de Prensa del Consejo de Ministros del 27 de noviembre de 2015 (el cuarto antes de las elecciones legislativas de este año), se presentaron los resultados de las medidas de CORA.  Este hecho, que coincide con el cierre del plan (simultaneo con el de la legislatura), cambia sus pautas de comunicación. Pasamos del discreto perfil bajo y técnico de las comunicaciones de CORA, que ya tratamos en su momento, a ponerla en primera línea de la acción del gobierno. Esto, siendo lógico y positivo, trae dos valoraciones añadidas. Por un lado (y sin querer dar una opinión en ningún sentido, que de esto no trata este blog), la posible instrumentalización de esta acción con fines electorales, dada la proximidad del inicio de la campaña. Por el otro lado (y esto es más tema de este blog), el hecho de rendir cuentas públicamente sólo al final de un proceso complejo de dos años que ha alterado de manera sustancial el funcionamiento de las Administraciones Públicas. Y es que, aunque la política española no parece admitirlo abiertamente, la gestión del tiempo en la comunicación si influye en la gestión política y, por lo tanto, no se puede observar de manera neutral. No da lo mismo cuando cómo y quién cuenta las cosas.

La rendición de cuentas, o es constante, o no es rendición de cuentas
La rendición de cuentas, o es constante, o no es rendición de cuentas

Aunque ya lo he dicho, este post trata de no hacer ningún juicio electoral ni sobre el contenido de CORA. Se trata de un análisis de cómo una política de comunicación afecta a la relación entre ciudadanos y Administraciones Públicas.

Lo que CORA había hecho hasta ahora.

Hasta la fecha, CORA había tenido un modelo de comunicación de perfil bajo de tipo muy técnico y formal, tal y como le señaló la OCDE en su informe. De hecho, el principal elemento de comunicación era una página web que se ha cambiado de dirección, aunque no se ha redireccionado (ay, esas labores de SEO), es una serie de enlaces que vamos a enumerar en orden:

  • El informe fundacional de CORA sobre el que se elabora el Plan.
  • El informe de la OCDE sobre el proyecto.
  • El proceso de implantación de las medidas  (los informes trimestrales, el informe anual y el informe ejecutivo de balance)
  • La relación de las medidas (el qué)
  • Los tiempos medios de tramitación (la metodología de cálculo)
  • Los informes y estudios  complementarios
  • Portales resultantes de CORA
  • Las otras referencias

Tanto el contenido como el orden del mismo muestran una presentación más bien tecnocrática, en la que se destaca la declaración de intenciones (el informe original) y la visión exterior, y, en un término secundario la situación de implantación de las medidas. Como ya señalamos, se trata de la presentacion de informes de avance en documentos largos y complejos técnicamente, destinados a un público especializado y con conocimiento específico sobre la materia.

Lo que veníamos sabiendo de CORA

Cabe señalar que, aunque en la página no figura abiertamente, la  mayor parte de los informes de seguimiento, se puede comprobar que cada uno de ellos se presenta  algo más de dos meses después del cierre del ejercicio de referencia. Es decir: el informe de avances del trimestre se publica casi cuando se ha cerrado el siguiente trimestre. ¿Es esto malo? No necesariamente, dado que un informe con esta complejidad y extensión lleva su tiempo de elaboración. Sin embargo, si hay un tema que nos indica por donde van los tiros:  si esperamos a hacer un informe de avance trimestral al cierre de las actividades de los trimestres, quiere decir que esa información debe ser creada, recopilada, elaborada y redactada al cerrar el trimestre, lo que convierte el trabajo de solo dos meses en algo meritorio. El problema está en que, muy posiblemente, esa comunicación y seguimiento se haga de manera puntual cada tres meses. Es decir, tal y como señalaba el informe de la OCDE, la comunicación (no solo la externa) falla, dado que un proceso tan complejo y amplio como CORA, requiere estar atento a un montón de tareas diferentes, lo que hace que la atención a los indicadores, si no se integra en la gestión cotidiana de la organización, sea casi imposible. Como bien decía (en su manera de entender las cosas) la directora de OPERA (la oficina que lleva CORA), están «·demasiado ocupados trabajando» para comunicar. La comunicación ha sido mal diseñada desde el principio porque no se ha cosiderado parte del trabajo. Si se hubiera trabajado desde el principio con un sistema de indicadores integrado con la gestión de las tareas de cada una de las líneas de acción de CORA, no solo OPERA habría tenido más control sobre todo lo que pasa, sino que los ciudadanos españoles podríamos saber qué estaban haciendo antes de terminar el plan.

Lo que CORA nos cuenta ahora.

Sin embargo, la pauta de comunicación de CORA cambia en este momento con  cambios notables

  • El informe de seguimiento de Septiembre como el resto de los cierres de trimestre
  • El informe ejecutivo de resultados con fecha de noviembre y que se termina de redactar el mismo noviembre (según la información del fichero)
  • Una infografía con los principales resultados de CORA.
Infografía de información de CORA
Infografía de información de CORA

Es decir, tenemos un informe final que se ha terminado más rápido que los informes trimestrales y un elemento de comunicación masiva inédito hasta ahora. En lo que se refiere al informe final de CORA, es lógico que su elaboración sea más rápida una vez terminado el del último trimestre, dado que se supone que se trata de una recopilación de información ya existente. De hecho, que la fecha del fichero sea la misma que la de la presentación en el Consejo de Ministros indica que, como poco, no ha habido mucha distancia entre la elaboración del documento y la comunicación del mismo. Lo que si es más criticable es que este informe de caracter excepcional parezca venir a remolque de la comunicación política de los resultados de CORA. Es decir, la sensación (y la falta de informes ejecutivos sencillos y rápidos a lo largo de la vida de CORA), viene a decir, que o bien nos enteramos por la vía política, o esto es una cosa para especialistas.

El segundo punto, la infografía que resume las medidas y el ahorro, por su parte, cambia lo que hemos criticado de CORA: la falta de explicación a la ciudadanía de lo que se ha hecho y lo que significa. La cuestión en este caso es que, efectivamente, esta comunicación ha quedado circunscrita al final del proyecto y a la iniciativa política de comunicar. Se trata de no haber hecho clara, accesible y visible información que, en muchos casos ya estaba allí y que podrían haber reforzado el discurso de CORA y de la reforma de la Administración Pública.

 

¿En qué afecta esto a CORA y a la Administración?

Lo primero que podemos decir es que CORA ha decidido ser abierto y accesible al público bajo dos circunstancias específicas: cuando la dirección política de la Administración ha decidido (por el motivo que sea, ahí no entro) comunicar, y cuando el plan ha terminado. En el primer caso, este modelo de acción deja una sensación que para muchos puede ser acusada de instrumentalización de un recurso administrativo. Yo no soy de cuestionar la intención de la gente, así que no entro en la materia. Lo que, sin embargo, si que me parece relevante, es que la decisión de comunicar el Plan se ha entendido (o se ha demostrado) caer en manos de la política, y esto es un error en la Administración del siglo XXI. En el mundo de la transparencia la Administración debe comunicar de manera constante, primero porque es algo que los ciudadanos demandan ahora: antes no era fácil ni acceder a la información a tiempo real ni tener tiempo para analizarla, ahora si. En segundo lugar, porque cuando es la política la que habla en lugar de la administración, siempre nos quedará la duda de la honestidad y de la transparencia de la voz que habla. No es un favor ni para la Administración, ni para la política, ni para los ciudadanos.

Esta manera de comunicar hace pensar en un modelo de comunicación hacia adentro, en la que CORA ha sido incapaz de transmitir de manera constante y clara a la ciudadanía lo que estaba haciendo, visualizando estos elementos de manera contínua en la vida de los ciudadanos. Esta falta de constancia en la comunicación, además, dificulta la integración de esos datos en proyectos que, paradójicamente, eran de CORA. Imaginemos lo que hubieran ganado CORA y el Portal de Transparencia con un cuadro de mandos de ahorro en la gestión administrativa que se actualizara con cierta frecuencia.

La sensación que deja esto ya no es que CORA haya decidido o no comunicar, sino que CORA no ha sido el propietario de su comunicación, o bien que piensa que lo único que cuenta es el final. Y ahí es donde está el fallo: la transparencia es una actitud en la que la ciudadanía puede y debe ganar tanto como la Administración. Muchos de los cambios de CORA han sido incómodos para los ciudadanos (como el caso del IVA),y, como norma general, podríamos decir que para la ciudadanía hubo un antes y un después de CORA, pero no un «durante». Esto significa que, por algún motivo un plan destinado a modernizar la Administración ha decidido que comunicar su visión a la ciudadanía (lo que debe de hacer un líder), no era tan importante, lo que da que pensar que quizá, la nueva administración que se dibuje tenga muchas cosas nuevas, pero algunos rictus de la antigua que no pueden seguir ahí.

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