Verano azul y eAdministración

Nos acercamos a las fechas de vacaciones de verano (si es que no estáis ya, o habéis estado) en un año tan raro como este 2020. En este tipo de artículos pre-vacacionales (el blog, como siempre, cierra en agosto) gusta hacer cosas un poco atípicas. Este año he tirado por la muy española tradición de hacer una reposición de Verano Azul. Por si sois millenials, no sois de España, o sois españoles pero los últimos 40 años habéis estado en una burbuja, Verano Azul es una serie creada por Antonio Mercero que relata las aventuras durante un verano de unos niños en Nerja (Málaga) y que Televisión Española ha repuesto hasta la saciedad. En esta serie muchos niños y niñas veíamos arquetipos típicos en los que nos podíamos sentir reflejados y escenificaban conflictos típicos de eso que llamamos crecer: amores, rebeldía, soledad, incomprensión…

Así que en una aventura veraniega, voy a tratar de asociar los personajes de la serie con diferentes modelos de eAdministración… puede parecer una payasada (lo es) pero es divertida y a lo mejor te gusta. ¿Te vienes?

Aviso, a partir de aquí, espoilers de Verano Azul. Arriesgaos a entrar por vuestra propia cuenta, pero luego no os quejéis

El cuadro Summer de Albert Edelfelt ilustra el post sobre Verano Azul y eAdministracion
Momento de Relax de Bea sin que Pancho y Javi estén peleando por su amor. Fuente

Los chicos: criterios de aproximación de la eAdministración

Javi: El «chulito»

Javi es el «jefecillo» (como diría mi abuela) de la pandilla. Es rubillo, alto, delagado, buen deportista y parece que las notas no le van nada mal. Este chico está en plena adolescencia hormonal y tiene ese tipo de personalidad en el que se busca el protagonismo y ser el que más en todo. El más listo, el más fuerte, el más rápido,etc. Tiene un amigo fiel (Quique) y le gusta Bea, quizá por que sí, quizá porque es la chica guapa y cómo no va a estar el mejor con la más guapa.

Javi es ese tipo de Administración que quiere ser la primera en todos los rankings: DESI, UNEGOV, Comunidades Autónomas, Reinsa, Transparencia. No es tanto que quiera hacer las cosas mejor o peor, sino que su idea es la de destacar en todos y cada uno de ellos: ser la referente para todo el mundo. Esto de por sí no es malo: los rankings tratan de ser un instrumento de mejora. El problema es que al final, acabas careciendo de una idea o de personalidad concreta porque no crees en nada. Igual que Javi no es un deportista excepcional, ni un cerebrin, ni muy simpático y pretende serlo todo, este tipo de Administración tiene el mismo problema. No es ni la más moderna, ni la más dinámica, ni la más usable, ni la más transparente porque no tiene más visión que ser la primera.

No sé a vosotros, a mi Javi siempre me cayó bastante gordo.

Pancho: el outsider

El antagonista de Javi era Pancho. Este chaval es el único que no era del grupo de veraneantes, sino que era del pueblo y trabajaba (en aquellos tiempos, tener a menores de 16 años en el negocio familiar no estaba mal visto). Pancho era, por lo tanto, diferente a los demás: trabajaba en el negocio familiar, vivía en el pueblo (conocía a la gente) y se las apañaba por si mismo. Como no formaba parte del grupo principal (el resto de amigos se conocían de su «vida cotidiana») iba a su bola. Desde el momento en que Pancho rescata el reloj que se le caía a Bea al puerto adelantando a Javi, se muestra el conflicto: un duelo entre Pancho y Javi (el jefecillo) por Bea.

Pancho es una administración que básicamente va a su bola. No tiene esa obsesión por ser el primero y por figurar, sino que hace lo que necesita. Eso no significa que no haga eAdministración, sino que hace la necesaria para cumplir con sus planes y necesidades. Esto hace que quizá no sea la mejor en todo, pero si en lo que le hace falta. Además, como va a su bola, no le importan demasiado los rankings. Cuando todos se vuelvan a su «vida cotidiana», Pancho se queda en el pueblo con su eAdministración montada.

Quique: el que ni pincha ni corta

Quique es el fiel amigo de Javi. Siempre va con el, le ayuda, le acompaña y creo que todos pensamos que le admiraba. Más allá de eso, Quique no pinta un pimiento ni en la historia ni en nuestra memoria. Simplemente trataba de estar cerca del «jefecillo» y parecerse lo más posible a él. Solo recordamos el capítulo en que su padre intentaba «acercarse» a su hijo intentando parecer «joven». Todos sabemos la vergüenza que se siente con esto.

Quique es esa administración que no tiene muy claro que hacer, pero por eso se pega a la que mola. El mundo está lleno de administraciones tipo Quique. Es un caso muy habitual (al menos a mi me pasa) de proyectos que dicen «queremos hacer un portal como X» o «quiero un servicio digital como el de Y». En realidad no tienen un criterio claro, solo un referente de lo que les gusta. Esto es un problema porque, por un lado, no siempre lo que más nos gusta es lo que más nos conviene. Por otro, a lo más que llegará Quique es a aproximarse mucho a Javi, pero ya.

En cuanto a su padre intentando acercarse al chaval es como cuando los responsables políticos se intentan hacer pasar por «modernos». Uno nota que hay intención pero que si la cosa no es natural, da vergüencita ajena.

Las chicas: principios aspiracionales de eAdministración

No es que Verano Azul sea una serie machista, es fruto de su tiempo. Sin embargo, difícilmente pasaría el test de Bechdel y las chicas juegan un papel casi accesorio. En todo caso, para nuestro caso son muy importantes.

Bea: la bonica

Bea es la chica guapa de la pandilla. Es sensible, elegante, y poco más. De hecho, es el personaje para mi, más desdibujado de la serie marcado por el capítulo en que «se convirtió en mujer » (sic.) y en el que le gusta un cantante famoso y poco más. Bea, en resumen nos interesa básicamente como personaje núcleo de la tensión entre Pancho y Javi.

Bea representa, en mi opinión «el diseño». En realidad no es que haga nada, pero oye es bonita. Al chico famoso y popular, es decir, Javi, posiblemente quiera irse con Bea porque es la chica guapa y el no va a ser menos que salir con una chica guapa. A Pancho le gusta mucho Bea porque sí. En todo caso, hay administraciones que quieren las cosas «bonitas» porque cómo van a tener algo feo, y otras que quieren cosas bonitas porque es lo que hace que sus servicios sean mejores. Ese es el motivo por el que al final de la serie Bea besa a Pancho… el diseño solo tiene sentido cuando parte de un «amor sincero» y no del postureo de muchos portales o proyectos digitales.

Desi: la lista.

Desi es, a diferencia de Bea, el personaje más dibujado de la serie o, al menos, el más interesante. Por un lado, al no ser guapa y tener gafas solo podía ser la lista. Por otro, podría haberse quedado en la versión femenina de Quique y, simplemente, acompañar a la guapa. Sin embargo, Desi sufre por el divorcio de sus padres (una cosa no muy habitual en esos tempranos años 80) y lo flipa con los numeritos de Javi y Pancho por Bea.

Igual que Mercero, no voy a ser muy original: si es la lista y es guapa, claramente Desi es la tecnología. A ninguno de los galanes les interesa un pimiento la tecnología, les gusta el diseño, lo que hace que la tecnología (que es la que hace que funcione la eAdministración) lo flipe. La gente solo le presta atención a la tecnología cuando va acompañada del diseño (a Desi solo le echan cuentas si va con Bea). Supongo que si Desi (que se las apaña bien sola) espera que le presten atención, tendrá que esperar algún empollón (también con gafas) o que se le pase el potaje hormonal a los chicos para que presten atención a algo más que al pelazo de Bea.

Los niños: las pequeñas administraciones.

El alivio cómico de Verano Azul (como si le hiciera falta por ser algo parecido a una peli de Almodovar) lo hacían los más pequeños. Piraña y Tito iban a la suya: nadie les tenía en cuenta y a veces iban con los mayores (cuando los padres les obligaban, siendo una carga para ellos). Son, claramente, el ejemplo ideal de las pequeñas administraciones.

Piraña: el que no para de comer

Piraña era de los dos el más decidido. Este pequeñín regordete de antes de que la obesidad infantil fuera ni siquiera un problema, era el que tenía las ideas de aventuras más locas. El chaval está todo el día comiendo (de ahí el mote) y no le gusta que le digan gordo (por cualquiera pase). En todo caso, es el personaje más carismático de la serie de largo.

Piraña es este tipo de Administraciones pequeñas que se atreven con todo y están siempre haciendo cosas nuevas. Prueban un nuevo portal, un servicio diferente, sumarse a una plataforma de una diputación: soñar es gratis y por intentarlo no se pierde. Como es normal, estas ganas de comerse el mundo (que humor más fino), arrastra al más pequeño.

Tito: el que no se entera de nada

Tito es el más pequeño de todos (incluido Piraña). A él no le interesan aún las chicas, ni ligar, ni hacer deporte, solo jugar y pasárselo bien. Eso sí, siempre estará listo para sumarse a Piraña en una nueva aventura. Tito es el hermano de Bea y esto hace que a veces Javi le preste atención para acercarse a ella. Es decir, no pinta nada por si mismo, el pobre.

En nuestro caso, Tito es ese tipo de pequeña administración que tiene bastante con sobrevivir con medios exiguos y una población muy necesitada que no está al tanto de «lo moderno». De esta manera, sólo se aproximará a estas cosas si alguien próximo (Piraña) le propone alguna cosa que tenga el más mínimo sentido.

Uno de mis capítulos favoritos es aquel en el que Piraña y Tito hacen una huelga (respondiendo solo «a lo mejor») porque no les dejan ir con los mayores. La huelga acaba mal para ellos.

El elenco de Verano Azul con (de abajo a arriba y de izquierda a derecha) Pancho, Quique, Javi, Tito, Piraña, Bea, Julia, Desi y Chanquete
El cast de Verano Azul. Fuente

Los adultos: los referentes del cambio.

Los adultos muestran aspectos que rodean la eAdministración.

Los padres: normas básicas y que no den guerra.

Desde luego la España de los 8o no era como la actual. Los padres de Verano Azul se pasan el verano ignorando sistemáticamente a sus hijos salvo cuando les molestan. Les dan unas reglas muy básicas y adelante. Por eso no nos extraña que, por un lado, se lo pasen bien, pero por otro, se metan unas cuevas inexploradas, vayan a chalets de magos misteriosos o monten piquetes… cualquiera ve esto hoy en día.

Claramente los padres son el legislador. Ahí dejan unas cuestiones más o menos básicas y, a partir de ahí, mientras no den guerra, todo da más o menos igual. Es por eso que a veces no se cumplen los plazos, o las normas si no incurren en incumplimientos muy gaves no pasa nada, o simplemente, los niños no entienden demasiado.

No es que a los padres no les importen los niños, es que el esfuerzo o atención para que no se metan en una cueva sin descubrir es demasiado alto como para poder evitarlo. Eso sí, los pequeños se lo pasan de fábula.

Chanquete: la cultura de la organización y los valores

Desde luego el mayor legado de Verano Azul es Chanquete, que, por si no lo sabéis, palma en el penúltimo episodio rompiéndonos el corazón a millones de niños año tras año. El hecho de que el capítulo viniera con Las Sevillanas del Adios convierten una experiencia triste en algo directamente traumático. En todo caso, Chanquete es uno de los dos adultos que hacen caso a los niños en la serie. Como es un viejo marinero, es un ancla entre niños modernos y la vida de toda la vida (y el pueblo). Él transmite un montón de cosas que los padres no están transmitiendo: los valores, el respeto, la tradición, el arraigo al pueblo, los derechos de la gente.

Para mi Chanquete es la administración de toda la vida (y sus empleados). Transmiten cosas muy importantes y necesarias para que esta chavalada haga las cosas bien en su vida. Estos, como ven que alguien les hace caso, disfrutan de su compañía, aprenden y le ayudan. Incluso montan un movimiento social cuando está a punto de perder su «barco casa» por la especulación inmobiliaria (para que digan de los Simpson prediciendo). Sin embargo, como digo, la muerte de Chanquete, siendo triste, es un paso natural. Lo bueno es que ha tenido tiempo para enseñar a los niños lo importante (y ha dejado de tocar el acordeón).

Julia: la educación emocional y el cambio

El último personaje es Julia, una pintora que ha perdido una hija y que trata de reponerse en el pueblo. Una adulta que se pasa el día jugando con niños que no son familiares es algo que no creo que pueda pasar en la actualidad sin provocar, al menos, cierta preocupación a sus padres… pero los años 80 eran muy locos. Supongo que el hecho de que así los niños no estén dando guerra ayudaba. En todo caso, Julia es a las emociones de los chavales lo que Chanquete a los valores. Es ella la que les explica que los celos no son un sentimiento sano, que está bien sentirse triste porque sus padres estén divorciados aunque les sigan queriendo, o que, aunque Chanquete ha muerto, estará siempre en sus corazones.

LA evolución de los personajes no sería posible en un solo verano sin Julia. Javi sería igual de chulo que en el primer capítulo (y no lo es), Pancho seguría a su bola (mucho menos), Bea sería igual de pava (bueno, ahí no hay mucho cambio) y Desi estaría igual de fastidiada porque nadie le hace ni caso (creo que me dejo a Quique, pero a quién le importa). El caso es que sin ayudarles a tener un contexto para el cambio y las emociones que viven, todo es más difícil.

Felices vacaciones. Cuidaros

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