Transparencia desde el diseño: los tres públicos del gobierno abierto

Esta presentación se enmarca en mi participación en el webinar gratuito «Transparencia desde el diseño» organizado por la Diputación Provincial de Castellón y la Generalitat en la que con otras personas de primer nivel estaremos hablando de estos temas. Aquí puedes acceder al material del mismo.

Uno de los temas fundamentales para hacer que un producto masivo, sea cual sea funcione, es su diseño. No estoy hablando de cuestiones simplemente estéticas (o estéticas en su visión más «superflua»), sino de todo lo que rodea al uso y la experiencia de las personas que la usan. Un buen diseño ha sido el que ha hecho que en apenas 15 años hayan desaparecido los CD’s y luego los reproductores de MP3. Un mal diseño es lo que ha hecho que iniciativas como el DNI (en todas sus versiones .0) haya fracasado sistemáticamente. Así que, si queremos que el Gobierno Abierto haga lo que se propone (que no tiene por qué significar que logre sus objetivos generales) una parte muy importante de ello es un diseño que contribuya a ello. Para poder hacerlo, lo primero que necesitamos es entender al público o públicos al que nos dirigimos.

Miniatura del Ayuntamiento de Puebla en el siglo XVII ilustra este post de transparencia desde el diseño.
Los públicos diversos de la transparencia. Fuente

El equilibrio del diseño: entre la atracción y la tracción

Lo primero que tenemos que tener claro es que el diseño, para aportar valor innovador precisa equilibrar dos componentes. El diseño tiene que ser atractivo para el público al que nos dirigimos. Lo bonito parte de una adecuación entre ciertos valores culturales y preferencias, algunas racionales otras emotivas. La cuestión es que el atractivo de un diseño precisa de componentes identificables. En todo caso, una experiencia estética (al menos en lo que se refiere a términos de uso) suele precisar una clara identificación: saber qué es lo que hay y tener una idea de que lo que se puede tener se ajusta a lo que se espera.

El segundo componente es la tracción: la capacidad del diseño de cambiar nuestros hábitos en dos sentidos. Por un lado, un diseño hace que lleguemos hasta el punto máximo de implicación que queremos tener. Es decir, si, por ejemplo, alguien entra en tuiter queriendo solo leer pero con la remota posibilidad de ponerse a escribir, es el diseño el que le debe tender la mano para hacérselo fácil. Más allá de eso, un diseño realmente revolucionario crea o transforma hábitos preexistentes. Por ejemplo, hemos pasado de hacer comentarios en los blogs (que tiempos) a responder en tuiter (¡qué tiempos!).

La eficacia del diseño condiciona la capacidad de cambio. Un diseño netamente funcional aporta pocos cambios sociales. Conforme genera capacidad de "enganche" potencia la actividad de las personas. Finalmente, un diseño muy eficaz acaba generando cambios profundos en la sociedad.
Las funciones del diseño. Elaboración propia

Pues bien, en el caso del gobierno abierto y la transparencia, nos vamos a mover en este mismo equilibrio. Hay que hacer una transparencia reconocible para el público (que sepa lo que puede encontrar y que le puede interesar) a hacer que llegue a su punto máximo de implicación hasta, finalmente, cambiar la relación entre poderes públicos y ciudadanía.

En función de esos parámetros vamos a encontrar públicos diferenciados, como vimos en el estudio de rendición de cuentas.

Diseño para todos los públicos.

El primer nivel es el del público generalista. Es la grandísima mayoría de las personas.

  • ¿Quiénes son? Son personas que tienen un interés (o un tiempo) muy limitado para acceder a la información pública. No es tanto una ausencia consciente y manifiesta, sino que ni la expectativa de encotnrar nada, ni la necesidad puntual de acceder le lleva a venir.
  • ¿Qué queremos que hagan? Queremos que las personas que puedan tener interés en la información pública no tenga ningún motivo para no acceder a ella. Hablamos de que quieran ver (y puedan entender) lo básico de cómo funcionan las instituciones que le sirven y, que si hay algo que les interese, puedan descrubrir lo máximo posible.
  • ¿Qué necesitan? En primer lugar necesitan saber qué hay contenido transparente y que ese contenido es útil y claro. Que no va a consumir tiempo, y que le va a aportar una información que, como poco, complete la de los medios.
  • ¿Cómo lo hacemos? Con dos componentes. En primer lugar con una comunicación activa importante. Este público no conoce la disponibilidad, ni el contenido ni el posible interés de esa información. Por otro lado, tenemos que manejar diseños sencillos y claros sobre temas de máximo interés.
  • ¿Quién debe colaborar en estos diseños? Responsables de comunicación, personas de atención a la ciudadanía, y se debe contar con ela colaboración de medios. Igualmente, responsables de diseño del portal y personas que conozcan la información más consultada.
  • ¿Qué herramientas usarían? Portales de transparencia, visualizadores de datos y redes sociales.

Prescriptores de la transparencia

El segundo gran bloque de público son esas personas que consumen información pero que, en vez de quedarsela, tras digerirla y procesarla la difunden, informando al resto del mundo (incluido el público general) y aportando valor.

  • ¿Quiénes son? Podríamos decir que es un colectivo muy grande que tiene diversos niveles de profesionalización (desde activistas a empresarios, o trabajadores por cuenta ajena) que utilizan habitualmente recursos y los difunden de manera explícita (publicando trabajos) o tácita (publicando otros elementos que usan esa información adicionalmente).
  • ¿Qué queremos que haga? Estas personas son cómplices del gobierno abierto. Queremos que compartan lo más posible en los mejores canales posibles y siempre de manera honesta y transparente.
  • ¿Qué necesitan para hacerlo? Tener acceso a toda la información de la manera más clara, procesable y compartible. Además debe ser clara, trazable, referenciable y con medios de contacto con sus creadores.
  • ¿Cómo lo hacemos posible? Poniendo a su alcance la información de esta manera. Sin embargo, el auténtico esfuerzo es facilitar la información de manera que se pueda localizar e identificar, así como trabajos que se hayan hecho con ella.
  • ¿Quién nos ayuda a hacerlo? Responsables de datos y documentalistas. Puntualmente responsables de servicios y negocios que generan información.
  • ¿Qué herramientas le pueden interesar? Portales de transparencia, bibliotecas y fondos documentales, portales de datos.

Público especializado

El público especializado es un perfil de personas que trabajan con información específica sobre un tema con una finalidad de transformación y operación. A diferencia de los prescriptores o difusores, el uso de la información transparente se hace con fines operativos y esencialmente productivos. Esto es fundamental en el esquema de Gobierno Abierto en Europa que cuenta enormemente con el papel de la sociedad civil para completar la acción pública.

  • ¿Quién es? Hablamos especialmente de agentes «infomediarios» así como personas dedicadas a la I+D, start-ups, activismo cívico, etc.
  • ¿Qué queremos que hagan? Utilizar toda la información pública posible para hacer cosas que a las AAPP o no se les ha ocurrido o no tienen tiempo, medios o interés para haerlo.
  • ¿Qué necesitan para hacerlo? A parte de información localizable, accesible granular (similar a los prescriptores) facilidad para extraer y procesar datos e información dispersa en muchos espacios webs públicos. Creación de contenidos con esquemas, mapeados webs, consistencia en la información…
  • ¿Quién nos ayuda a hacerlo? Responsables de datos, responsables de negocio, gestores de contenidos, responsables de diseño y mantenimiento web, organismos creadores de datos no publicados.
  • ¿Qué herramienta pueden interesarle? Portales de datos, archivos, documentos y espacios webs de titularidad pública.
Infografía sobre los públicos de la transparencia y elementos de diseño a tener en cuenta.
Infografía de los públicos de la transparencia

En resumen.

Cada diseño es una tarea compleja que requiere comprender al público y, a la vez, tener un proyecto o idea claros de a dónde queremos y podemos llegar. De hecho, no podemos hablar de recetas genéricas, cada comunidad política tiene diferentes elementos, actores y normas que inciden en los márgenes de acción y necesidades de diseño posibles. En todo caso, el principio es siempre tener claro que todo lo que vamos a hacer con información pública va a tener que desembocar en estos tres principales bloques de uso y, en función de ello, planificar la estrategia de datos y documentación de la organización.

Si logramos hacer esto tendremos la capacidad de hacer, no sólo un gobierno abierto más activo, sino una iniciativa que nos lleve a una transformación profunda de la relación entre la ciudadanía y los poderes públicos.

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