Recientemente en la Comunidad de Madrid tenemos una nueva tarjeta de transporte. Podría decir que es un título de transporte, pero no es algo cierto. En realidad, tenemos una tarjeta en la que podemos cargar algunos billetes (no todos) de trasnporte público de la región. Con mi afan cacharrero, aprovechando que la regalaban, la pedí on line. Al empezar a usarla, no hice más que lamentar la pobre lógica que encierra este soporte. Porque esta tarjeta es una metáfora clara de lo que pasa cuando juntas tecnología del siglo XXI con una mentalidad de 1960. ¿Por qué?
La tarjeta multi: una pinza hace el mismo apaño.
La tarjeta multi es un soporte para poner múltiples títulos de transporte en un dispositivo contactless. Es decir, tienes una tarjeta, que funciona sin meterla en ningún sitio, donde puedes comprar varios tipos de títulos. Puedes comprar, básicamente, títulos de metro, de autobus, de autobus regional, de metro lligero y combinado para ir al aeropuerto. Aquí teneis una explicación clara.
Aquí tenemos nuestros dos primeros problemas. Por un lado, está fuera el tren de cercanías. Es decir, si tienes que coger el tren y luego el metro, tendrás que usar dos tarjetas que hacen lo mismo en dos sitios. En segundo lugar, si tienes que coger un autobus interurbano y luego el metro, tendrás que cargar en la tarjeta billetes de interurbano y billetes de metro. Si, como yo, tienes que hacer esto habitualmente, tengo que tener cargado un bonobus para el interurbano y un bonometro para Madrid. Luego ya, tengo que llevar la cuenta de lo que me queda en cada uno. Puedo llevar en la tarjeta 40 o 50 euros metidos y que, sin embargo, no me valga para ir a donde tengo que ir. Practico ¿Verdad?
Es decir, como bien señala la imagen de Ecomovilidad, es como una pinza de la ropa con tecnología contactless.
¿Qué es lo que no funciona en la tarjeta Multi y lo que podría ser
Como decíamos, no es una tarjeta de transporte, es una tarjeta de títulos. Ahorra espacio y es moderna pero poco más. Lo que no puedo hacer con la tarjeta es lo siguiente:
- Hacer todo mi desplazamiento con una sola tarjeta
- Tener todos los billetes con una sola recarga
- Acceder a todos los billetes que necesito
Funciones que existen en otros modelos como la Oyster card de Londres. Es decir, este enfoque no me permite desplazarme de una manera que es más comoda que antes.
De hecho, un cambio de título podría haber sido una ocasión perfecta para replantear varias cuestiones.
- Un único título recargable para toda la región. Imaginemos que yo tengo la tarjeta, echo dinero y voy gastando según necesito
- Un mayor seguimiento y control del transporte público. Un único título que trazar… la cantidad de datos y aprendizajes para mejorar el transporte es enorme.
- Un replanteamiento del sistema tarifario. Recordemos que los bonos de 10 viajes tenían sentido cuando el espacio disponible en el título era un límite de las veces que se podía gastar. ¿Por qué recargar sólo 10 viajes, y no 20, 30 o 100? ¿Por qué no hacer precios decrecientes conforme vas aumentando el importe de la recarga?
Porque tecnológicamente, si estamos en un mundo donde mi reloj le puede decir a Google como me va de rápido el corazon y en qué escaparate me he parado a ver zapatos, ¿Cómo no va a poder una tarjeta calcular a quien debe pagar el viaje, con qué importe y qué medio cojo luego?
La tarjeta multi como metáfora de una transformación digital mal entendida.
Cuando uno mete la tecnología en algo que hacía antes, debe generar valor a las personas. Generalmente un valor adicional al que había antes. En el modelo de la tarjeta multi, el valor son dos cosas: se accede más rápido al transporte y se ahorra espacio en la cartera. Sin embargo, también genera inconvenientes (no saber por tí mismo cuantos viajes puedes dar). El mayor problema no es tanto esto como no haber aportado soluciones que ya están disponibles.
La Transformación Digital ubica a la persona en el centro de la misma. La tarjeta multi, como buen producto burocrático, ha ubicado en el centro al proveedor de transporte. La separación de billetes y títulos y el mantenimiento de tarifas tiene una clara finalidad: mantener el status quo de la gestión de los ingresos de transporte. Ya no digo que cobren lo mismo, digo que ni siquiera tengan que cambiar sus sistemas de gestión y control de ingresos. Comodo (esta vez para ellos) ¿Verdad?
Encima no es solo eso, sino que la propia pobreza del planteamiento deja el modelo de los títulos en el que definió el papel en el siglo pasado. No han tenido inquietud en buscar una manera de, por ejemplo, facilitar a la gente comprar 25 viajes del autobus. O los compro de uno en uno o de 10 en 10, y punto. Además, a disgregación del título impide a estas empresas beneficiarse de los datos que señalabamos antes. Imaginemos como podrían afinar la planificación de rutas integrando los itinerarios de tren y autobus interurbano, ¿verdad? Pues no.
Capitalismo cañi vs. Sociedad de la información
El término capitalismo cañi hace referencia a un modelo en que los poderes públicos protegen a la gran empresa a cambio de que esta no sea demasiado conflictiva. De esta manera hay un crecimiento económico más bien tranquilo para el operador, que está interesado en no generar conflicto al estado. Este modelo, consolidado en telefonía, electricidad o banca, es el mismo que impera en esta tarjeta.
El problema no es tanto este modelo, sino lo que genera en el modelo social y económico hoy. Haciendo un cambio que se mantiene en el siglo XX, estamos perdiendo todos. Tenemos una red de transporte menos económica para el viajero, más incómoda y que pierde vías por las que ser muy competititvas.
Esto no solo hace al transporte público menos atractivo (algo que afecta a la polución de la región), sino que incentiva otras vías que no son públicas y que pueden generar externalidades. En los tiempos en los que, Uber se desvive por que les pagues como quieras, el transporte público te lo pone más difícil y sin una mejora de las tarifas. ¿podemos imaginar quién va por detras en la lucha por el transporte del futuro? Si, nosotros.