La falta de estrategia del gobierno en eAdministración

Las últimas semanas he estado escribiendo un artículo de investigación sobre el teletrabajo a nivel europeo. El artículo, presta atención a cómo diferentes culturas políticas y estructura económicas han respondido al reto de mantener el trabajo en el sector público en el confinamiento. Revisando notas y demás, me di cuenta de que el gobierno (los gobiernos) cuando trabajan en grandes reformas internas, tienen que mantener tres bolas en el aire a la vez. Esto no funciona. Para no boicotear el artículo, he repasado esto con otra política, la de Sociedad de la Información, y los aprendizajes son interesantes. Hablemos del gobierno y la eAdministración.

el cuadro Fidias enseña a Pericles los frisos del Partenon ilustra este artículo sobre la estratgia del gobierno y eAdministración
Pericles analizando el plan estratégico del Partenon. Fuente.

La complejidad de las políticas de Sociedad de la Información

Hace ya más de 20 años que el actual ministro de Universidades escribía sobre La Sociedad de la Información y las entonces Nuevas tecnologías. Desde más o menos esa época, los gobiernos han tratado de potenciar el gobierno de dicha sociedad y explotar su modelo económico. Esto supone una serie de cuestiones:

  • Cambiar la estructura social y económica para generar una sociedad más digital. Quien se digitaliza antes y mejor tiene más posibilidades de prosperar en el nuevo paradigma tecnológico. Por otro lado, quien se queda detrás, acaba a remolque de quien lidera. De ahí la preocupación europea de crear un modelo tecnológico propio que le garantice una soberanía frente a China y USA con un éxito discreto.
  • Modificar su funcionamiento organizativo. Los poderes públicos no solo lideran la sociedad, sino que, además, tienen organizaciones que operan en ellas. Adaptarlas al paradigma no solo permite beneficiarse de sus bondades, sino transmitirlas a la sociedad.
  • Generar un discurso social y político que responda a estos modelos. El gobierno también tiene una dimensión política y parte de sus funciones es articular un discurso. Esto abarca sus palabras y sus hechos.

Los gobierno como dinamizador de la economía digital

No hay un gobierno en España, al menos que yo recuerde, que diga que está en contra de la digitalización de la economía. No es que todos estén de acuerdo en modelos. Los hay que prefieren hacer más grandes empresas y polos de desarrollo; otros generar un tejido industrial diversificado. En todo caso el fin es el mismo. Modernizar la economía a través de un tejido productivo más orientado al mundo digital. Esto es especialmente complicado porque lo digital no es fácilmente localizable o, mejor dicho, es muy fácilmente deslocalizable.

El caso es que desde principios de siglo (los planes eEuropa, eEspaña y todas las es y arrobas que se nos puedan ocurrir) hay esfuerzos importantes de promoción. Entre ellos, suelen destacar:

  • Transferencias económicas directas: subvenciones, créditos y todo lo que facilite digitalizar
  • Incentivos fiscales: si no te dan dinero, al menos te eximen de algunos impuestos.
  • Promoción de inversiones en el mundo tecnológico. Quien más y quien menos sabe que hay no poco dinero en contratación tanto de consumo propio, como para crear servicios, de empresas digitales. Vale que tenemos muchas veces que ganan las mismas de siempre, o que las cosas no salen bien, o que pasa un poco de todo, pero se libera dinero para generar industria.
  • Se generan mercados localizados. Si tienes un medio de vincular la industria digital a tu territorio, todo es más fácil. Las traducciones, por ejemplo, dan buena cuenta de ello. No me quedo solo con el tema del catalán o el euskera, pensad en cómo cambió por ejemplo la voz de Úrsula de la Sirenita hace unos 15 años. También pasa con los videojuegos.
  • El estado «te ayuda» obligándote a algo: llamese presentar facturas, liquidar impuestos, presentarse a concursos, apuntarte al (ay) ROLECE… que te obliguen a usar lo digital hace que o te digitalices, o pagues a otro digitalizado para que lo haga por ti. Esto genera industria, es indudable. Mi gestor y el software de facturas que uso dan buenísima cuenta de ello.

El gobierno y eAdministración: el gobierno como jefe

Una segunda pata de estas políticas es la digitalización de la Administración Pública, que es de lo que va este blog. En este caso, si revisamos la lista de arriba, el gobierno tiene menos margen. Los incentivos fiscales no sirven, la transferencia económica a veces vale, bien sea a nivel nacional (esos fondos europeos Next Generation) o subnacional (ayudas a municipios directas o indirectas para su digitalización). Por otro lado, desde luego son fundamentales para hacer estas inversiones (no hay más que pensar en cuanto se ha movido en dinero haciendo sedes electrónicas, perfiles de contratantes, portales de transparencia, sedes institucionales, plataformas de participación…)

Sin embargo, a la hora de hacer cosas de puertas adentro, se suele centrar en dos principales mecanismos, la clásica pareja entre el palo y la zanahoria.

  • Obligando (eso si, con poca fuerza) a hacer el cambio. Llevamos ya, por lo menos tres leyes obligatorias directas (11/2007 y 39 y 40/2015) obligando a algo que, por lo que sea, no acaba de cumplirse. No entro en el debate de cuántos de estos incumplimientos son fruto de la falta de voluntad y cuantos de dificultades insuperables en los plazos previstos. Si que diría que si tras tres leyes no lo has logrado, parece que hay que cambiar de estrategia.
  • Motivando el cambio a través de formaciones, cursillos, encuentros y demás. Esto tiene un efecto desigual: hay gente que tiene más cursos y certificados y se sabe todo de pe a pa, y otras personas que, por lo que sea, pues no.

En todo caso, creo que muchas de las exigencias, medidas y bondades que pretende de puertas afuera, no se realizan dentro. No sólo por falta de impulso, cuando las vacas vienen flacas, el primer tajo se lo lleva el gasto en Administración.

En todo caso, creo que no hay una industria como tal de la eAdministración dentro de la propia administración. Hay algunas líneas de producto más o menos consolidadas, racimos de proveedores establecidos y demás. Sin embargo, no hay un mercado interno de soluciones, ni un dinamismo competitivo que potencie la innovación (en parte porque la competitividad entre administraciones es muy relativa: yo me relaciono con quien me toca, no se si alguien se ha mudado para usar CertiCAT en vez del certificado de la FNMT).

Esto os recordara al post de Fernando Gallego. Hemos cambiado el paso 4 veces en 11 años según la prioridad política del momento. Hemos pasado de hacer la eAdministración un derecho, a una garantía, a un modo de ahorro y ahora un motor de cambio. Cada una de ellas ha supuesto un cambio radical de discurso y un apoyo similar en medidas.

Por otro lado, esa idea de buscar talento, no parece del todo presente a la hora de contratar. Ni la administración ha ido a buscar personal digital de manera sistemática, ni ha digitalizado masivamente al que tiene, ni, cuando lo contrata desde fuera, parece muy dispuesta a dejarse el dinero por el que le gustaría que sus ciudadanos tributaran. Os puedo decir que la cantidad de presupuestos y proyectos palmados por dinero en detrimento de cárnicas que pagan una leche a sus juniors, o vendehumos con los que me he encontrado es bastante alta.

Del mismo modo, a poco que sale un proyecto que cuesta dinero, estamos de nuevo en la polémica de si es mucho, no de si sirve o no. No digo que esté mal: la India ha crecido brutalmente a base de generar mano de obra barata y relativamente solvente (pongo mucho el acento en ese relativamente). Pero desde luego, no es lo que dicen querer.

Gobierno y eAdministración: el camino más fácil.

La tercera pata de este banco es, precisamente la del discurso político. No hablo de cuando se inauguran plaza, sino de lo que se hace de manera habitual. La política del país dice creer en la sociedad digital y en la transformación digital mucho menos de lo que demuestra. Por ejemplo la declaración de independencia de Catalunya se despachara en un cruce de ¡¡faxes!! en 2017. Tampoco de que la convocatoria de elecciones en Madrid en 2021 se haya firmado a mano (yo creía que ya todo procedimiento era digital por defecto). Esto son anécdotas, pero no ayudan al problema.

La cuestión es que la administración se convierte en el camino más fácil para la acción del gobierno. Es decir, no sólo es que puede decidir sobre ella, sino que usarla como primera línea de decisión y acción es casi la respuesta natural. Por ejemplo: cuando hay que recortar gasto, se recorta de la administración. Si hay que ser austeros con los sueldos, se toca el de los empleados públicos. Si hay que enviar a la gente a casa, la primera es la administración. Por contra, si hay que volver al trabajo para mostrar una normalización, de nuevo es la administración la primera en volver. Como bien sabe quien maneje riegos, el agua siempre encuentra el camino más fácil. El camino más fácil de la acción de gobierno es la Administración.

¿Es esto malo? En absoluto: el gobierno en una democracia es legítimo y dirige la acción pública. Lo que es malo es que el gobierno (los gobiernos), no sean consistentes entre lo que dicen y lo que hacen. Cada vez que ha habido que pasar algo por delante de la digitalización de la administración ha pasado: recortes, reestructuraciones, frenos de personal, reingenierías, o términos de moda. Es decir, a priori diría que el gobierno (los gobiernos) están muy a favor de que se digitalice la sociedad, dicen que harán lo posible por digitalizar la administración y, a la primera de cambio, cogen los cacharros y se vuelven para casa.

No es que sea difícil digitalizar sin una continuidad en la acción, es que es imposible sin la implicación directa y real de quien es responsable de tomar las decisiones. No hablamos tanto de apoyo moral (que es muy de agradecer), sino de la sospecha (fundada en la experiencia) de que a la primera de cambio, cualquier cosa brillante ante sus ojos adelantará en prioridades a lo que tenemos que hacer. Si queremos hacer un cambio real, necesitamos que los responsables de la acción pública estén en él.

Haciendo malabares

Como decía al principio, los poderes públicos hacen juegos malabares. La creación de una sociedad digital es como mantener tres bolas en el aire. Si mantienes un buen ritmo, es sencillo mantenerlo, pero en el momento que una se desajusta, el descarrile es inevitable. En este caso, nos movemos por un entorno complicado en el que, por un lado, hay una agenda europea de digitalización, y una situación económica demasiado tremenda como para gestionarla.

Entre ambos casos, la administración que al final se queda como el instrumento con el que los gobiernos tratan de actuar directamente en favor de su agenda política que no siempre prioriza la cuestión digital. No se trata de que los gobiernos no tengan una agenda propia en cuestiones económicas, sino de que dejen de usar la administración como la palanca cómoda con la que tienen un poco de margen de acción.

Es decir, si el plan es la IA, fijemos una estrategia de IA para AAPP y mantengamosla. Lo que no podemos hacer es que en dos años, en la siguiente crisis, o ataque de euforia o buzzword cambiemos de paradigma, interlocutores y modelos. Si no lo hacemos, en 10 años nos veremos más o menos igual.

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