La paradójica entropía del Gobierno Abierto: 5 ideas para romperla

Hemos estado viendo a lo largo de los últimos meses acerca de los problemas del gobierno abierto y su situación actual. En parte, esto se debe a una situación en la que parte del público se siente ajeno a su propuesta de valor y de cómo para otros, es imprescindible el papel de especialistas o mediadores que permitan aprovechar esos contenidos. Esto, en definitiva hace que el futuro de este paradigma se mueva entre la profesionalización voluntarista, como hemos visto en el caso de la participación, y la entropía del gobierno abierto que genera.

Cuadro de San Hugo en el Refectorio de los cartujos que utilizamos para ilustrar el artículo sobre la entropía del gobierno abierto.
Ponente en congreso de Gobierno Abierto explicando las bondades de paradigma ante un público entregado. Fuente

Los vínculos débiles

Hace ya muchos años, cuando empezaba el doctorado, tenía un profesor que impartía una asignatura de análisis de redes. No había apenas redes sociales (2002), pero ya un poco se intuía la importancia que iba a tener en el futuro. En la clase, el profesor hacía siempre un ejercicio: preguntaba a todos los alumnos y alumnas con qué tres personas tomaría un café y con qué orden de preferencia. La respuesta era muy interesante, porque casi todo el mundo ponía en tercer lugar al mismo alumno, que, al final, era el que tenía una red más grande. No era el mejor amigo de ninguno, pero posiblemente podría vivir a base de cafés de todos sus compañeros. Esto es un vínculo débil. Gracias a esa persona el grupo estaba más cohesionado y si alguien faltaba a clase, era más fácil que consiguiera los apuntes de ese día.

Mark Granoveetter es el autor de esta teoría que parte de la idea de que una red sólo puede crecer y continuar como red si incorpora la colaboración con nodos (agentes, personas) no muy implicados en la red. Y que a lo largo de mis años de trabajo he visto repetida en estrategias de comunicación, crecimiento de producto y diseño de contenidos.

Sólo puedes crecer si te aproximas a gente con la que no tienes un vínculo muy estrecho.

La ilistración muestra como los vínculos fuertes de un individuo tienen un alcance mucho más limitado que los vínculos débiles, que permiten que su red llegue más lejos.
Ilustración de la teoría del vínculo débil adaptada por Sarah Phillipson. Fuente

La dinámica entrópica de la sociedad digital

La cuestión es que hoy en día la dinámica de las redes (o mejor dicho, de las plataformas) va en contra del vínculo débil. Como hemos señalado anteriormente aquí, la tendencia actual (y enormemente efectiva) es ofrecer al público contenido y contactos con los que es más afin porque genera un mayor engagement.

Esto es algo que afecta en un doble sentido: por un lado, consumimos (porque nos muestran) preferentemente contenido con el que somos afines. En segundo lugar, y más importante para el Gobierno Abierto, nuestro contenido aparecerá con mayor probabilidad al público que es más afin con él.

Esto genera una dinámica entrópica en las redes. Vale, la entropía es una cosa de física y termodinámica, pero en teoría de la organización se aplica y, me temo, que también en las redes. La idea es que un orden cerrado acaba generando un comportamiento interno que acaba en el caos. No hay posible evolución de una organización (o de una red) sin elementos limítrofes y externos. En este caso, las redes digitales (como indica aquí Amalia Lopez Acera, entre otras causas), paradójicamente, potencian la entropía y esta es mayor cuanto más se afianza en sus valores diferenciales de marca.

Por ejemplo, es muy fácil que si yo hablo en redes de futbol o del tiempo no tenga mucho impacto, pero le aparecerá a más gente que si hablo de Administración electrónica. Sin embargo, es más posible la retroalimentación de cualquier tipo en el segundo caso. Esas interacciones serán mayores, pero por una comunidad más cerrada y fiel.

La falta de vínculos débiles en el gobierno abierto.

¿Se da esta situación en el caso del Gobierno Abierto? Pues en mi opinión, si. Por un lado, el Gobierno abierto tiene comunidades estupendas, muy implicadas y activas. Basta con ver el impacto de artículos o contenidos de este tipo en las redes sociales (o del tráfico). También hay una enorme cantidad de eventos interesantísimos muy activos en los que repiten (repetimos) los mismos de público y/o ponentes. Además, hay unos valores bien claros y definidos que están bastante compartidos.

Sin embargo, hay estudios y elementos acerca del desconocimiento (o falta de uso) de los recursos de gobierno abierto. No mucha gente los conoce, menos gente los usa y muy pocos lo hacemos habitualmente. Sin embargo, parece que seguimos esperando que a base de promoción digital y eventos (con los que el alcance es limitado) vamos a cambiar esta tendencia.

5 planteamientos para romper la entropía del gobierno abierto

Esto no significa que todo esté perdido. El Gobierno Abierto ha hecho un trabajo enorme en apenas una década. Tenemos como irrenunciable, al menos para una parte de la población, los logros de una mayor transparencia y participación. El problema es que posiblemente, el mecanismo actual no permita avanzar más. Podemos hacer, en el mejor de los casos, que las personas implicadas estemos más implicadas, pero difícilmente lograremos que más personas se impliquen haciendo lo mismo.

Como dice el título de este libro, lo que nos ha traído hasta aquí difícilmente nos llevará allá. Es necesario replantear la estrategia de crecimiento del gobierno abierto de una estrategia basada en la marca y en los valores, a una basada en los casos y en la utilidad. Es decir, menos hablar de lo importante que es (que lo es) y más de casos de aplicación concreta para las personas aún no implicadas.

Esto lo podemos hacer con las siguientes acciones.

  • Concretar casos de uso del gobierno abierto identificados y concretos. Es decir, aplicarlos a la vida cotidiana de la gente no implicada.
  • Establecer la proposición de valor que genera a ese público. Esta bien que el gobierno abierto haga mejores sociedades, pero para mucha gente, eso no es suficiente para aproximarse.
  • Abrir el discurso a otras demandas y aspiraciones. Es muy difícil escuchar cosas nuevas o distintas porque llevamos años escuchándo(nos) las mismas cosas, y las hemos logrado en gran medida. Sin embargo, no parece que lleguemos a más.
  • Incorporar aspiraciones y percepciones de otras redes. Abrir el discurso no es sólo dejarles entrar en esta red, sino también incorporar parte de sus ideas o aspiraciones. Esto es un elemento básico de la gobernabilidad de redes de políticas.
  • Implicar en la comunicación a otros actores y colectivos. Dejar la comunicación del gobierno abierto a terceros es difícil e incómodo, pero muy necesario. Ya no hablo de infomediarios, sino de lograr implicar puntualmente a diferentes actores de otras redes (asociaciones deportivas, por ejemplo, culturales, de ocio, de cualquier tipo).

En resumen

En definitiva, necesitamos buscar a ese «tercer alumno» que no sea muy amigo, pero nos haga llegar a otra gente que conoce. Es la única manera de que el gobierno abierto sea realmente abierto para una cantidad mayor de público, porque, en caso contrario tendremos, casi un gobierno de un discurso «más expandido» pero no tan abierto.

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