La evolución del gobierno electrónico en todas sus vertientes hace que el conjunto de herramientas y recursos digitales se haya multiplicado. Si lo pensamos, tenemos webs, sedes, portales, apps, redes sociales, portales de datos y un sinfin de opciones. Mi naturaleza un poco neurótica me hace siempre buscar orden, pautas y reglas de comportamiento. Así que con tantas opciones, llevo tiempo intentando ver cómo clasificarlos para crear un modelo que permita entender qué es lo que hay, qué aporta a las organizaciones y cómo funciona. El propósito final es poder tener un enfoque metodológico que nos permita entender qué rescursos usa una organización pública para relacionarse con la ciudadanía. Es por ello que inicio esta serie de artículos sobre el ecosistema del egobierno.
Por qué un ecosistema del egobierno
La verdad es que ya cuando empecé en esto de la analítica (2013) ya no se hablaba de analitica web, sino de analítica digital. Esto indica algo que es evidente, con los móviles y las RRSS la huella digital de una organización trasciende la web. Es más, una organización tiene distintos recursos digitales a la vez, algunos son webs y otros no.
Para entender cómo se adapta una organización pública al mundo digital lleva a conjuntar una serie de herramientas y recursos de manera simultánea. Cada uno de ellos aporta una serie de opciones pero, a la vez interactúan, no sólo con la ciudadanía, sino entre ellos. Es decir, un portal de transparencia aporta información sobre la organización, pero el uso estará relacionado con la promoción que se hace en las RRSS y con los el contenido del portal institucional. Una sede electrónica está muy marcada por las herramientas de atención al público. No hay una comprensión del egobierno sin una foto completa de estos recursos. No hay comprensión sin ver el ecosistema del egobierno.
La necesidad de una taxonomía de las herramientas de gobierno abierto
Ahora bien, para entender este ecosistema hay que entender cada uno de estos actores. En principio podríamos pensar que cada herramienta es un mundo en si mismo. Cada portal de transparencia es distinto, cada web tiene sus cosas, cada red social tiene su uso. Sin embargo, más allá de los elementos externos (es decir, cómo los usen las personas, que es otra historia) es necesario tener una idea de qué elementos hay y qué aportan en común para saber qué emplear y esperar en cada caso.
¿Por qué? Porque de esta manera podemos encontrar la manera en la que una organización establece su contacto con el público. Un gobierno puede dotarse de una presencia institucional en la web mínima pero con una importante imagen en las RRSS. Uno puede optar por centrar su modelo de gobierno abierto en los datos abiertos y otro en transparencia o participación. Tener una idea de qué es lo que se usa y qué puede aportar, nos da una imagen de cómo funciona y evoluciona esa organización.
Se trata de clasificar como hacen las taxonomías en la biología.
La aplicación de la taxonomía para entender espacios digitales
Tener una imagen de cómo funciona (y cómo debe hacerlo) cada uno de estos recursos, nos permite valorar su eficacia y como interactúa con la ciudadanía. Si tenemos dos administraciones con sede electrónica y Whatsapp donde una tiene mucho servicio en la sede, y otra menos pero que deriva parte de su atención enWhatsapp no tienen el mismo ecosistema. Analizar el comportamiento y el uso de cada uno de esos actores es lo que nos permite tener una foto clara no de lo que el gobierno ofrece, sino de lo que el gobierno electrónico logra.
De esta manera esta taxonomía, es exactamente esto: un catálogo y ordenación de los recursos digitales que usan los gobiernos. Con ello pretendemos averiguar:
- qué caracterísiticas tienen
- los aspectos que pueden aportar a la estrategia digital del gobierno
- establecer los indicadores que permitan conocer su uso y alcance.
La taxonomía de herramientas digitales de gobierno
Esta idea la tenía clara. La cuestión era hacer algo útil y viable, para lo que he dedicado un año (más o menos) a reflexionar acerca de cómo hacerlo. He tratado de establecer los elementos que definen el uso de las herramientas digitales desde la perspectiva de lo que la organización puede hacer y de lo que la ciudadanía consume. Para ello he establecido 8 niveles que se van desgranando de lo general a herramientas concretas.
El reino: plano tecnológico
Autonomía
El primer bloque es la autonomía: ¿establece la organización las mecánicas de lo que se puede hacer en ese espacio o explota mecánicas externas? Cuando alguien hace una web, por ejemplo, pone en ella lo que quiere. Sin embargo en Whatsapp o Twitter solo puede hacer lo que esta herramienta permite.
Tendríamos:
- Herramientas propias
- Canales de comunicación
Dinamismo
El segundo nivel es el dinamismo del contenido ¿Con qué facilidad se generan, crean y aportan nuevos contenidos? No se reacciona igual de rápido en facebook que en la web institucional. Tendríamos:
- Estáticos
- Dinámicos
Soporte de la herramienta.
Hace referencia a la funcionalidad tecnológica que sustenta la herramienta. Esto condiciona las posibilidades de uso por parte de la ciudadanía. Tendríamo
- Webs
- Apps
- Progressive webs
- Herramientas de datos (que incluirian desde portales a aperturas de APIs)
- Sociales
- Editoriales
- Mails
La especie: la interacción
Contextualización y personalización
Hasta qué punto puede la herramienta adaptarse a las condiciones del usuario por información declarada (diálogo) o implícita (ubicación, cookies, etc).
- Indiferenciada: no hay un margen amplio de contextualización y personalización
- Diferenciada. Permite adaptar el contenido o comportamiento según estos datos.
Accionabilidad
La accionabilidad es que tipo de interacciones permite cada herramienta. Tendríamos
- Declarativas. Cuando cuentan algo sin interacción.
- Interactivas y conversacionales. Permiten interacciones de nivel bajo (comentarios) o alto (diálogos, conversaciones…)
- Transaccionales. Son las que permiten realizar operaciones concretas.
- Reutilización. Facilitan la reutilización de los datos
- Operacionalización. Permiten integrar datos o resultados de los datos en el contenido.
La familia: el contenido
Finalidad
La finalidad nos dice que pretende lograr esa herramienta. Es importante diferenciarla de accionabilidad que habla de metodos. Por ejemplo, una plataforma deliberativa y una red social de atención al público tienen una accionabilidad de diálgo, pero la finalidad de una es crear discurso y la otra resolver problemas. Tendríamos las siguientes finalidades.
- Información y contenido
- Tramitación y gestión
- Interacción y diálogo
Utilidad
Por último tendríamos el ámbito de aplicación al que se lleva esta tecnología. Es decir, una web puede tener una aplicación institucional, pero también de participación o de información de trámites. La utilidad es lo que va a definir la naturaleza de la herramienta. Serían estas posibles opciones
- Comunicación institucional
- Servicios y trámites
- Gobierno abierto
Esto nos llevaría a una cascada o mapa que nos permitiría clasificar cada elemento digital que pueden usar los gobiernos.
Y ahora qué. Un marco de análisis del ecosistema del egobierno
Con todo esto tenemos ya una idea de cómo clasificar cada recurso digital de una administración, A partir de aquí podemos definir qué elementos son los que hacen recomendable el uso de cada una de estas opciones. Por otro lado, nos puede servir para identificar métricas y criterios de éxito y mejores prácticas. A lo largo de los próximos meses iremos detallando los diferentes bloques y utilidades que podemos tener en cuenta en este ecosistema del egobierno