eAdministración: ¿más digital o más administración?

El nuevo gobierno de España ha supuesto un hito desde su compleja configuración. Por primera vez hay un Ministerio que tiene el término digital en el nombre. Esto es algo nuevo en España, aunque no en Europa, donde la Comisión ha tenido su comisariado específico de la materia. Paralelamente, el ministerio de Administraciones Públicas se ha «divorciado», separando la Administración Territorial de Función Pública. La primera va a Presidencia y la segunda se queda en Hacienda.Estas dos circunstancias provocaron incertidumbre acerca de dónde «caería» la Dirección General de Tecnologías de la Información y la Comunicación (DTIC). ¿Sería en Función Pública? ¿En Presidencia si sigue esta cartera gestionando la modernización que encarnada en CORA? ¿Sería el ministerio «digital»? Cada opción tiene sus pros, sus contras y, especialmente, una visión diferente de cómo construir la eAdministracion.

Jefe Indio de eAdministracion
Jefe Indio de eAdministracion. Fuente.

La DTIC en Fución Pública o modernización.

La primera visión (y más tradicional) es poner a la DTIC en un área de Administraciones Públicas. Esto permitiría integrar la tecnología con la regulación normativa y estructural de la organización. Desde esta perspectiva, la tecnología es una variable dependiente de la dirección de la Administración. A través de este enfoque tendríamos un ministerio que distribuiría y ordenaría todos los recursos de la Administración.

Si vamos un poco más allá, entraríamos en un punto algo más complejo. Separando Función Pública de modernización, el matiz sería aún más importante. Hay que considerar que CORA ha sido responsabilidad de Presidencia. Si la parte tecnológica de la Administración se queda en «función pública», tendríamos una visión de que la tecnología es «lo que hay». Es un recurso más que hay que ordenar, como el personal. Si lo integramos en modernización estaríamos ligando la tecnología a un instrumento de cambio. El célebre catalizador del cambio del que lleva la OCDE hablando 20 años. Esta idea supondría que la tecnología sirve más que para ordenar la administración, para ordenar sus cambios. Sin embargo, el status quo quizá quedaría en un sgundo plano.

Cualquiera de estas fórmulas  pondrían la tecnología en el «nucleo irradiador».

La DTIC en Agenda Digital.

Un segundo enfoque sería integrar la DTIC en la cartera de Agenda Digital. En este caso nos encontraríamos de una especialización funcional dentro de dicha área. Esta estructura partiría de una visión en la que la eAdministracion es un elemento más de la Sociedad de la Información. Así se vería beneficiada de una afinidad de «negocio» tratando de impulsar la economía digital en España. Este enfoque sería muy similar al que ha tenido la Unión Europea (con sus pros y sus contras). La visión Europea ha integrado tanto en los planes e-Europa en todas sus versiones, como en su estrategia digital, la parte de Administración electrónica como un punto más.

Desde esta estructura, se estaría alineando con la idea de la Comisión Europea. Se centraría en la modernización en un elemento más de demanda que de oferta. Una adscripción en Administraciones Públicas se centraría en lo que la administración pretende ofrecer (más servicios como un elemento a parte) en este caso sería potenciar la demanda para que la Administración respondiera a la misma (como un agente en la economía).

Entonces ¿Cuál es el debate de la eAdministracion?

El debate de si el clasico sobre si Administración electrónia tiene más e Administración o de Electrónica. Si consideramos que se trata del primer caso, pensaremos que es mejor incluir la DTIC en el área correspondiente. Sin embargo, si consideramos que el valor sustantivo es el tecnológico, posiblemente pueda crecer más en un ministerio digital.

Eadministración en Administraciones Públicas.

Este debate no podemos interpretarlo como algo estático. Lo que era necesario ayer no tiene por qué serlo igual hoy. Lógicamente, la eAdministracion tiene necesidad de cambiar normas, procedimientos y preceptos internos para ser operativa. Sin embargo, en los últimos 16 años hemos tenido no pocas leyes sobre la materia. Así, sería lógico que, al menos en esos momentos  la gestión recaiga en Administraciones públicas. Pero ¿tiene sentido seguir abundando en esa línea?

Está claro  que el reto actual es hacer una eAdministracion es la Transformación Digital. Hasta tiene un plan para ello. Lo que no tenemos claro es si tiene la cabeza en la organización o de tecnología. Si nos centramos en la organización, el principal riesgo que nos encontramos es que la parte digital sea «fagocitada» por la normativa. Ese es un problema que, personalmente, considero enorme en la Administración española. Esto es así tanto por desequilibrios de recursos (muchas veces iniciamos apuestas legislativas sin medios) o constrictivos (ponemos unas condiciones tecnológicas enormement complejas) que detienen el crecimiento digital.

Eadministración en el mundo digital.

Por su parte, una visión más «tecnologicista» tiene dos problemas no menos gordos. Por un lado corremos el riesgo de la incomprensión organizativa: la transformación digital se centra en las personas que la llevan a cabo. Centrarnos en la tecnología o separarla del resto de su «experiencia» como trabajadores genera importantes conflictos. Imaginemos que un responsable de un servicio tenga que responder ante un ministerio por lo que gestiona y ante otro por cómo implementa la tecnología. Estamos «disociando» dos elementos que forman parte del mismo objeto. Además, un Ministerio «apartado» y sin capacidad de presión real sobre el resto de ministerios, posiblemente acabe marginado.

Lo que nos dicen nuestros pasos.

En mi opinión, no es una cuestión sencilla. Aunque ambos modelos tengan ventajas, la experiencia UE (más electrónica) y española (más administración), no han tenido grandes resultados. La UE no ha logrado dinamizar la Sociedad de la Información (incluido el gobierno electrónico) y la sensación de distanciamiento con USA es cada vez mayor.  En el caso español, podemos decir que los resultados, aunque han sido importante en el volumen de servicios, quedan lejos del uso masivo de los ciudadanos.Sin estar muy seguro de que la solución sea la «digital» estoy muy convencido de que seguir en el enfoque «administrativo» no es bueno.

La continuidad del modelo actual es (en mi opinión), mantener la coptación del cambio. Nos hemos encontrado en que el tan esperado CIOAGE ha dedicado más tiempo a gobernar una enorme comiteología que a hacer cambios. Sobre esto tenéis este extraordinario post de Andrés Pastor que explica la película detalladamente. Sus acciones posiblemente se vean rebasadass por las leyes 39 y 40/2015. Ambas leyes, que ponen el acento en el procedimiento, van a hacer un camino de urgencias e insuficiencias. Una vez más oferta y no demanda.

La poca experiencia que tenemos es que cuando se ha apostado por un modelo aislado, independiente y asociado a la tecnología exclusivamente la evolución ha sido importante. Esto es así tanto en Reino Unido como en Estados Unidos (no exentos de polémicas). Sin embargo, posiblemente, en todo ello influya más el liderazgo y la implicación con el proyecto que la simple adscripción orgánica.

En cualquier caso, es solo un detalle en una fotografía mucho más grande. Eso sí, gracias a ella podemos ver la complejidad de un cambio que llevamos esperando mucho tiempo y no acaba de llegar.

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